Las encuestadoras o los sondeos de opinión han dejado de ser herramientas de análisis para convertirse en un arma más para la maquinaria política de diferentes partidos. Hay encuestas para todos los gustos, donde los resultados –en el mejor de los casos –beneficiaran por algunos puntos a ciertos candidatos, dependiendo de cuanto esté en juego. Es lamentable, pero esa es la realidad, no sólo peruana, sino universal, y es que en política el juego sucio es normal.
Como bien caricaturiza Alfredo, una cosa dice opinión pública y otra las encuestadoras.
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